sábado, 3 de diciembre de 2011

Coreoarte en Mérida

  Desde el año 2002, Coreoarte viene recibiendo la invitación para participar en el Festival del Movimiento, festival que se lleva a cabo en el estado Mérida y que este año cumple su 20° aniversario. Una vez más aceptamos la invitación y la noche del 12 de noviembre presentamos a sala llena y con una buena aceptación del público, la obra Yo soy Joaquín, una de las últimas coreografías del maestro Carlos Orta, ganadora del Premio Nacional de Cultura como mejor coreografía (2008). Esta obra fue inspirada en Fulgor y muerte de Joaquín Murieta de Pablo Neruda y refleja parte de la lucha incesante que han tenido los pueblos latinoamericanos buscando la justicia y la igualdad.

Yo soy Joaquín, Teatro César Rengifo. Foto: Jhon Rivas.
  La filosofía de Coreoarte, responde entre otras cosas, a entender la danza como una excusa para la integración, para el aprendizaje constante, para la expresión de nuestra identidad, como una herramienta que nos ayuda a reconocernos como seres humanos, latinoamericanos y caribeños. Desde 1983; año en que nace Coreoarte, esta idea ha permanecido y seguirá permaneciendo por ser uno de los pilares fundamentales que rigen nuestro trabajo. 

  Es por ello que este año quisimos abordar otros espacios que fueran más allá de las butacas del César Rengifo. Esta vez, gracias a un trabajo de planificación y coordinación previa a nuestro traslado a Mérida, pudimos salir de la rutina habitual para llevar talleres y muestras de danza a varias comunidades de este estado, muchas de las cuales nunca habían sido visitadas con una propuesta de trabajo semejante. Al terminar el festival, cuando se suponía que debía terminar nuestro viaje fue cuando 14 de los integrantes de la fundación empezamos nuestro recorrido.


  Para compartir de la mejor manera la técnica Coreoarte, para cada espacio decidimos impartir varios talleres de manera simultánea, con grupos distintos y separados por etapas, a las maestras se les dedicaba también un taller pensado para ellas. Al final de cada taller presentábamos la función didáctica Danzando el origen de la maestra Noris Ugueto, una propuesta danzada en donde el público vive y aprende de nuestra historia.

Taller en El Vallecito. Foto: Orlymar Paredes.

 La primera comunidad visitada fue El Vallecito, cercana a la ciudad de Mérida (a menos de 15 minutos), allí estuvimos compartiendo la danza con 20 niños, niñas, jóvenes y adultos de la comunidad. En este sector conocimos a un personaje muy popular que le dicen "Mundo", es un curandero que receta con medicina natural a todas las personas que se acercan a visitarlo desde diversos lugares, varios integrantes de la compañía tuvieron la oportunidad de consultarse con este respetado doctor comunitario.





  El segundo espacio en el que trabajamos fue en Mucunután (parroquia Tabay) específicamente en la Unidad Educativa Bolivariana Francisco Antonio Zerpa, en este taller participaron 184 niños y niñas desde educación inicial hasta sexto grado. En esta escuela pudimos experimentar una vez más, los resultados del amor de una comunidad organizada en torno a un proyecto, la escuela había sido pintada recientemente por niños, niñas, padres, madres, representantes, docentes y miembros de la comunidad. La comida que comimos en el plantel es sustentada también por la comunidad cuando los recursos demoran, las personas que trabajan en la limpieza de la escuela llevan las pulidoras de sus casas para limpiar y dejar la escuela reluciente. También disfrutan de un nuevo salón de computación que no sólo abre sus puertas a estudiantes del plantel sino a la comunidad en general.
Taller en Mucunután. Foto: Nica Guerrero.
  Todo ese amor y dedicación se sentía en el ambiente; niñas y niños muy entusiasmados, maestras despiertas y dispuestas a colaborar en todo momento, todo en un espacio agradable. ¡Qué viva la organización popular!

Taller en El Vigía. Foto: Orlymar Paredes.

 Al día siguiente viajamos a El Vigía, en medio de una lluvia que no duró mucho llegamos a la Unidad Educativa Simón Rodríguez, Mucujepe. Una escuela impecable y muy bien arreglada. Allí participaron aproximadamente 50 personas, que luego de oír una breve explicación de la maestra Noris Ugueto (directora de nuestra fundación) sobre cómo la danza puede ser un pretexto o un medio para hablar de matemáticas, de historia o de literatura, empezaron todas y todos muy alegres a mover sus cuerpos en los talleres.



Casa de la Diversidad. Foto: Orlymar Paredes.

  De allí nos fuimos a la Casa de la Diversidad Cultural ubicada en Mucuy Baja, parroquia Tabay e hicimos la muestra de nuestro trabajo a jóvenes liceístas y al público en general. Presentamos Danzando el origen y bailamos fragmentos de Yo soy Joaquín (2008) e Indoafroamérica (1993), de Carlos Orta.  Fue muy grato presentarnos en esta hermosa casa al estilo colonial, y estar a cielo abierto entre árboles y montañas, pocas veces bailamos en parajes donde la naturaleza se muestra tan presente.

Danzando el origen. Foto: Carolina Avendaño.
Danzando el origen. Foto: Carolina Avendaño.
   Al medio día del día siguiente tomamos rumbo hacia los pueblos del sur. Entre curvas y mareos pero siempre rodeados de paisajes hermosos llegamos a Canaguá. Llegamos de noche a una casa, que también funciona como restaurant, de la señora "Chana", donde nos estaban esperando con arepas, queso ahumado y un delicioso guarapo de miel de caña dulce que algunos del grupo probábamos por primera vez. De allí nos trasladamos hasta el lugar donde pasaríamos la noche, era la casa de una de las maestras de la escuela donde trabajaríamos el día siguiente, nos abrieron las puertas de sus casa y nos hicieron sentir muy a gusto, ningún hotel puede igualar la hospitalidad de las personas que con las mejores intenciones comparten su hogar.

  Al día siguiente caminamos hasta la Unidad Educativa Bolivariana Estado Barinas, allí estuvimos intercambiando experiencias con 250 niños, niñas y maestras, además de la muestra y el taller hubo un pequeño taller de capoeira para quienes se mostraron interesados en acrobacias y patadas.

Taller en Canaguá. Foto: Royma Rovero.
  Se mostraron muy curiosos y entusiasmados con nuestra visita, en momentos previos y posteriores al taller, surgieron conversaciones con estudiantes que se nos acercaban, algunos cantaron, otros y otras nos mostraron sus habilidades saltando la cuerda, preguntaban por las fotos que tomábamos, nos preguntaron si era verdad que en Caracas habían muchos terremotos, algunos más pequeños se escondían de nosotros a manera de juego. Nos mostraron sus salones de clase y el huerto escolar en donde ellos mismos cultivan plantas que luego van al comedor escolar para su propio consumo alimenticio.
Taller con las maestras de la U. E.B. Estado Barinas. Foto: Orlymar Paredes
  Esa misma noche, luego de un chaparrón de agua y aún bajo llovizna nos presentamos en la plaza del pueblo, fue un una experiencia interesante bailar frente a todo el pueblo, sobre charcos y empapados, ya que en el público nos encontramos con diversas reacciones. Por último hicimos en la ciudad de Mérida, un taller para docentes en el área de  danza tradicional en el Centro Cultural Carlos Febres Poveda.

  Como colectivo cultural creemos en estos espacios generados con los consejos comunales, con las escuelas y tenemos la convicción de que a través de estos talleres y muestras generamos en cada persona que participa o que nos ve, un interés o algo de curiosidad por la danza. En este camino que estamos construyendo, nuestro aporte es a través de lo que conocemos,  por ello nos formamos diariamente a nivel físico, mental y cultural, ya que sabemos que a través de este arte podemos aprender a ser cada vez más humanos y más sensibles.
Taller en Canaguá. Foto: Orlymar Paredes
  Este trabajo se hace cada vez más imprescindible dentro de la sociedad en la que vivimos y en este caso pudimos llevarlo a cabo gracias al  enlace que tenemos en Mérida con una de las bailarinas de Coreoarte, Carolina Avendaño, quien arduamente ha venido trabajando con la danza como pretexto y que justamente en el marco del festival presentó su obra Toronjil Theke, en donde pudo mostrar plenamente que el trabajo con la danza no necesariamente tiene que hacerse con bailarines y balarinas profesionales, al igual que nuestra experiencia en las comunidades, vivenciamos el hecho de bailar no sólo para un público selecto sino también para la gente en general.
Taller con maestras en Canaguá. Foto: Orlymar Paredes.
  Queremos agradecer a un grupo de personas que sin ellas no hubiese sido posible ejercer nuestras actividades, señora Marilú del Consejo Comunal de El Vallecito, Nathali y  Leonardo Moreno, Soraya Ramírez de El Vallecito. La directora de la escuela de Mucunután, Luisana Barrios quien  nos abrió las puertas con mucha alegría. La profesora Marisela Guillén, quien fue muy colaboradora y entregadísima a la idea de llevar a la escuela de El Vigia el trabajo de Coreoarte. Las profesoras Yolanda Contreras, Maricela García e Indira Albornoz quienes nos apoyaron  en todo para hacer posible el viaje a Canaguá. El alcalde de Canaguá. Yolanda quien nos alojó en su casa. La Señora "Chana" quién nos preparó la comida en Canaguá. La señora Jenny Márquez, Candelaria, Terry y todo el equipo del Centro de la Diversidad. Félix Quintero, Dalia Calderón, Dozthor Zurlent, Yannina Paredes y  Bladimir Contreras quienes nos apoyaron con sus vehículos para los traslados. Yajaira Torres, Bernabé Reinoza, la señora Leyda e Iris Avendaño. También agradecemos al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por el apoyo para los pasajes Caracas – Mérida, Mérida - Caracas.

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